Personas de Zagreb y Canadá, oriundas de Kijevo, recorrieron en gran número la exposición de Antunović, en la Fundación para la Emigración Croata. La región del Zagorje croata se sintió cálida y cercana, menos misteriosa y grande en belleza y fuerza de talentos originados en ella.
Después de pasar su infancia en Kijevo, y educarse en Zagreb y Virovitica, Ante Antunović-Lešić partió en 1958 a Canadá, donde actualmente vive y trabaja. La pintura y la música signaron el camino de su vida, y esta exposición en la FEC da testimonio de su gran amor por su terruño.
„El espíritu del Dinara“, la primera exposición de Antunović en la patria, presenta 63 obras – escenas del terruño y de Canadá, paisajes y retratos, animales y naturalezas muertas – de forma realista y colorido fresco. El pintor Antunović muestra una gran habilidad, a pesar de tratarse de un autor autodidacta y amateur.
Durante la inauguración, dirigieron unas palabras al público Marin Knezović, director de la FEC, la Historiadora del Arte, Irena Bekić, el mismo autor, y el presidente del Cub „Kijevo“, Stipan Matoš.
– Estimado público, queridos amigos del arte: parte de nuestra obra es organizar exposiciones de obras artísticas de croatas que viven fuera de nuestra patria. Sin embargo, rara vez tenemos la posibilidad de exponer obras que hablan de manera tan directa y abierta sobre las características centrales de la experiencia emigrante, lo que es asimismo un choque y una coexistencia de diferentes culturas en el alma y la mente del emigrante. A través de la explosión de colores, Ante Antunović nos transmite su experiencia cultural a través de la que habla sobre sí mismo y sobre las personas que comparten junto con él un destino similar. Gracias por ello. Con este pensamiento inauguro esta exposición, dijo Marin Knezović, director de la FEC.
– Observando las obras expuestas, podemos estar de acuerdo con los antropólogos contemporáneos, quienes se refieren al mundo como un territorio global. Las fronteras administrativas pasan a ser irrelevantes. Si se observa el movimiento de su población, puede adquirirse una mejor imagen del mundo. Gracias a la mediación de la tecnología extensiva, las distancias se han hecho menores y se dominan fácilmente. Nuestras propias salas de estar se han vuelto lugares donde el espacio se desplaza y reubica, poniendo a un mismo nivel los acontecimientos cercanos y lejanos. Las pinturas de Antunović-Lešić se generan de estas situaciones. Constituyen la expresión de la necesidad de encontrar y fijar el lugar propio y seguro: el hogar. Por eso, en sus obras aparecen la madre, la abuela con gruesas gafas, el árbol, el gato, la familia reunida en el jardín delante de la casa, el viñedo, el Dinara… La obra completa del autor es extremadamente interesante, diversa en su expresión, pintada con un gran arte pictórico y habilidad en el dibujo. El autor encuentra su inspiración en nuestros pintores modernistas, desde el naif hasta el realismo fotográfico. Lo que es claro, independientemente de la expresión por la que el pintor decide de obra a obra, es el don de reconocer los símbolos de la vida diaria. Es un pintor etnógrafo, que a través de un colorido vivo y los motivos que parecieran a primera vista no tener significado alguno – el jardín, la familia reunida, niños en acciones irrelevantes, partes de una casa, etc.- transmite el mensaje de la alegría de vivir, dijo durante la inauguración la Historiadora del Arte, Irena Bekić.
La exposición fue enriquecida con la presentación de danzas y cantos del club „Kijevo“ de Zagreb.
Personas de Zagreb y Canadá, oriundas de Kijevo, recorrieron en gran número la exposición de Antunović, en la Fundación para la Emigración Croata. La región del Zagorje croata se sintió cálida y cercana, menos misteriosa y grande en belleza y fuerza de talentos originados en ella. Al ritmo del „staračko kolo“, el canto de la región y los trajes de la región de Vrlika, y el vino y la comida regional hizo más cercanas a la Croacia de la patria y la de la emigración.
Texto: Diana Šimurina-Šoufek; Fotos: Ljerka Galic