En el centenario del nacimiento del pionero de la diplomacia pública croata moderna, esta es una oportunidad para rendir homenaje a este apasionado embajador del pueblo croata.
El centenario del nacimiento del filólogo Branko Franolić (Rijeka, 2.7.1925 – Londres, 11.1.2011) nos brinda la oportunidad de rendir homenaje a este apasionado embajador del pueblo croata, uno de los pioneros de la diplomacia pública croata moderna, un fenómeno de comunicación global que impactó en nuestra diáspora en todos los continentes desde mediados de los años 60 del siglo pasado. El objetivo era el mismo: difundir la verdad sobre Croacia y los croatas al público extranjero, nacional e internacional.
La invaluable contribución de Franolić reside en que, a través de sus libros y artículos publicados en inglés, francés, sueco e italiano, difundió sistemáticamente las cuestiones lingüísticas croatas en círculos eslavos extranjeros y entre el público de Europa occidental, así como en el resto del mundo anglófono y francófono transoceánico. De este modo, contribuyó a la resistencia al unitarismo lingüístico de la ex Yugoeslavia, contribuyó a consolidar la conciencia de la autonomía de la lengua croata y a difundir el derecho del pueblo croata a la independencia política y estatal. Son de especial importancia sus trabajos sobre los vínculos culturales franco-croatas, sobre el vasto legado del latinismo croata y sobre los croatas ilustres que contribuyeron a un mejor conocimiento de la historia, la identidad y el patrimonio cultural croata.
Desde la década de 1950 hasta mediados de la de 1970, Franolić impartió clases de inglés y francés en diversas escuelas públicas de Francia. Su carrera como profesor universitario duró dieciséis años en la prestigiosa Universidad René Descartes, Sorbonne. Desde 1974, por motivos familiares, nuevamente vive en Inglaterra, dondeg trabaja como profesor de francés y literatura en el Beverley College en New Malden (Surrey). A partir de 1990, da clases de lingüística francesa e idioma croata en el Atkinson College, de la Universidad de York, Toronto (Canadá).
Las obras más citadas de Franolić se encuentran en una serie de periódicos extranjeros influyentes: Lingua (Amsterdam), Linguistics (La Haya), Die Welt der Slaven (Munich), Annali dell’Istituto universitario orientale (Nápoles), Journal of Croatian Studies (Nueva York).
Entre nuestros destacados intelectuales emigrados durante la división del mundo de la Guerra Fría, para la diplomacia yugoeslava era difícil denunciar falsamente a personas como el erudito Franolić como “chovinistas”, “enemigos del pueblo” o “emigrantes odiosos”, mientras que en Croacia, que en ese momento formaba parte de la Yugoeslavia comunista, el gobierno de la época excluía fácilmente de la vida pública a los firmantes de la “Declaración sobre el nombre y la posición de la lengua literaria croata”, cuya publicación (como se demostró más tarde) realmente inició la resistencia masiva del pueblo croata al totalitarismo yugoeslavo, conocido bajo el nombre de “Primavera croata”.
Justamente porque el lingüista Branko Franolić trabajó durante casi seis décadas fuera de las fronteras de Croacia (mayormente en Gran Bretaña), realizó una gran contribución a este país y a su cultura. Tras la independencia de Croacia, en 1994 Franolić fue elegido miembro de la Academia Croata de Ciencias y Artes, y en 1996 recibió el Premio a la Promoción de la cultura croata en el mundo. Recibió póstumamente la más alta condecoración estatal de la República de Croacia por sus méritos científicos y culturales.
En calidad de intelectual independiente, que dependía exclusivamente de sus propias habilidades – el conocimiento adquirido y el trabajo duro -, investigó incansablemente bibliotecas y archivos británicos y franceses. Su única motivación era el amor hacia su patria. Si bien es cierto que, como refugiado político, Franolić conoció el sabor amargo de las tierras extranjeras de diversas maneras, aun así hizo lo que instituciones enteras hicieron en naciones y entornos más felices, dijo Vinko Grubišić, destacado lingüista croata con residencia en Canadá desde hace décadas.
Branko Franolić conocía la ardua lucha nacional croata por la independencia y su frecuente incomprensión, incluso en los círculos académicos occidentales, donde no era de esperarse. Nadie podía discutir sus argumentos sobre los vínculos culturales croato-ingleses de siglos de antigüedad o los contactos culturales franco-croatas en sus apariciones en la prestigiosa cadena BBC, porque Franolić estaba convencido de que la verdad era suficiente para defender a Croacia y sus contribuciones a la humanidad, como las hechas, por ejemplo, por el matemático, físico, astrónomo, filósofo, diplomático y poeta croata Ruđer Bošković (1711-1787), que se movía en círculos de científicos destacados en Londres y fue aceptado como miembro de la Royal Society.

Un políglota de espíritu libre con una educación erudita
Este profesional libre que aparecía en las revistas lingüísticas mundiales de Gran Bretaña fue descubierto por primera vez por el ya mencionado Vinko Grubišić, quien lo presentó a los lectores de la prensa de la emigración („O znanstvenim radovima Branka Franolića”, Hrvatska revija 2-3/1976.: 305-308; „A Short History of Literary Croatian”, Hrvatska revija 1/1982.; 136-138 y „Les mots d’emprunt français en croate”, en: Canadian Slavonic Papers 2/1978.: 441-442), considerando las obras de Franolić como una contribución excepcionalmente importante para la creación de una imagen científica objetiva de la lengua y la cultura croatas. Operando deliberadamente al margen de la prensa croata de la emigración, cuyos lectores estaban vinculados al conocimiento del idioma croata, Franolić amplió el círculo de conocedores de las peculiaridades culturales y lingüísticas croatas al escribir en las principales lenguas del mundo.
Recordemos que Franolić adquirió en su lugar natal un profundo amor por la verdad y un excelente conocimiento de las lenguas clásicas que complementó con lenguas modernas durante sus estudios universitarios en Zagreb. Más tarde, perfeccionó sus conocimientos en el extranjero con estudios de inglés y francés en calidad de becario en el Harlech College de Gales y en la Universidad de Cambridge. Posteriormente, estudió en Estrasburgo, donde se graduó en Estudios Ingleses y Americanos, y más tarde continuó sus estudios en francés y lingüística general en la Sorbona de París, donde se doctoró con el famoso lingüista André Martinet sobre el tema de los contactos lingüísticos entre el croata y el francés, bajo el título “Les mots e’emprunt français en croate”, publicado posteriormente. Junto con la obra “L’Influence de la langue française en Croatie“, publicada un año antes, conforma un manual magnífico sobre las relaciones culturales y sociales centenarias entre Francia y Croacia, y un panorama de la riqueza léxica de las palabras de origen francés que han adoptado en el idioma croata. Cabe destacar que, durante siglos, el francés fue para los croatas lo que el inglés es para todos nosotros hoy en día.
En la escena lingüística europea, Franolić entró con la publicación de la obra „La langue littéraire croate – aperçu historique“ (“La lengua literaria croata: una visión histórica general”) en 1972, editada por Nouvelles Éditiones Latines, con la que siguió publicando estudios en el campo de la lingüística. Se trata de un pequeño folleto de apenas unas cuarenta páginas, pero muy completo, un estudio lingüístico sintético del croata en una de las principales lenguas del mundo. El folleto se distribuyó a expensas del autor a bibliotecas de Suiza, Bélgica y otros países europeos a los que llegaron los croatas tras el colapso de la Primavera croata y la apertura de fronteras debido a la crisis política y económica de la Yugoeslavia no alineada de Tito.
Los croatas de Suecia comprendieron la importancia del folleto de Franolić, por lo que lo tradujeron al sueco y lo publicaron en 1975. Sin embargo, siguiendo su propia visión de la diplomacia pública informal croata, el propio Franolić preparó una traducción de dicho folleto con una presentación más extensa de la diacronía y sincronía lingüística croata „A Short History of Literary Croatian“ (París, 1980). Con un excelente conocimiento del desarrollo histórico de la lengua croata, Franolić supo presentar temas lingüísticos a veces complicados, de una manera aceptable y sin perder de vista el componente sociolingüístico, lo cual fue particularmente evidente en la obra „Language policy in Yugoslavia with Special Reference to Croatian“. Es interesante el hecho de que los eslavistas extranjeros, que abogaban por la unidad lingüística del serbio y el croata, estuvieran mal informados sobre las formulaciones constitucionales de la República de Croacia desde la época de la federación yugoeslava, por lo que este estudio de Franolić marcó la incorrección política de ciertas formulaciones de la política lingüística yugoeslava de aquel entonces. Mientras tanto, la República de Croacia (1991) obtuvo la independencia, y el idioma croata se convirtió en el idioma oficial de nuestro país. Con la adhesión de la República de Croacia a la Unión Europea, el idioma croata pasó a ser uno de sus veinticuatro idiomas oficiales.
A pesar de las verdades obvias sobre el idioma croata, suele ocurrir que algún diputado malintencionado del Parlamento Europeo afirme que el “serbocroata” tendrá que volver al Parlamento de Bruselas tan pronto como Serbia, Bosnia y Herzegovina y Montenegro se unan a la Unión Europea y que ya no habrá un idioma croata independiente, afirmación políticamente incorrecta. La profesión, siguiendo la investigación filológica de Branko Franolić y otros lingüistas, simplemente argumenta: “No existe un idioma serbocroata estándar ni una norma general del idioma serbocroata como el inglés o el francés estándar; es decir, no existe una variante estándar del idioma que se utilice en obras impresas, que se enseñe en las escuelas, que sea hablada por personas cultas y que se utilice en emisiones de radio y televisión, y en otras situaciones similares; es decir, una variante que todos los hablantes reconozcan como modelo, o un modelo lingüístico que una determinada comunidad acepte como modelo de autoridad”.
Por otro lado, “el croata estándar ha unido y une verdaderamente a todos los croatas en una comunidad lingüística única. Este criterio respalda la autonomía del croata estándar quizás con mayor claridad que todos los demás”. Todo esto podría argumentarse en Bruselas con los trabajos de Franolić sobre la diacronía y la sincronía del idioma croata. Branko destacó con orgullo que el idioma croata se utilizó en la Iglesia católica desde hacía siglos, incluso antes del Concilio Vaticano II y que, según el diccionario de cinco idiomas de Faust Vrančić, ya en 1595 el idioma croata se contaba entre los cinco “idiomas más nobles de Europa”.
Contribuciones bibliográficas
Además de sus contribuciones lingüísticas y culturales, Franolić logró resultados excepcionales en el campo de la bibliografía. Consciente de la importancia de las fuentes bibliográficas, observó cuán incompletas seguían siendo estas para la lengua y la literatura croatas, que no existía una visión general de las obras sobre esta temática en las grandes bibliotecas científicas y públicas del extranjero, y cómo lo que sí existía era poco conocido por los lectores, especialmente aquellos del ámbito anglófono y francófono. El libro de Franolić “A Bibliography of Croatian Dictionaries” (París, 1985) fue el primer intento de ofrecer una visión cronológica de los diccionarios croatas a lo largo de la historia.
Le sigue una serie de obras sobre libros croatas en la Biblioteca Británica: después del volumen „Croatian glagolitic printed texts in the British Library General Catalogue“ (1994), Franolić compiló y publicó una bibliografía retrospectiva de libros de escritores croatas y de autores extranjeros cuyas obras se refieren a los croatas y a Croacia, impresos durante un periodo de medio milenio, es decir, desde el siglo XVI hasta nuestros días: „Books on Croatia and Croatians recorded in the British Library General Catalogue“, en tres tomos (1996, 1999, 2000).
Además, el legado literario de Franolić incluye su valioso folleto sobre Filip Vezdin, croata de Austria, cuyo nombre monástico era Paulinus a Sancto Bartholomaeo, titualdo: „Doprinos Filipa Vezdina studiju indologije u Europi koncem 18. stoljeća“ (“La contribución de Filip Vezdin a los estudios índicos en Europa a finales del siglo XVIII”, París, 1991). El folleto sobre el lingüista Vezdin, autor de la primera gramática del sánscrito, se tradujo al italiano y se publicó en Velletra en 2005.
Cabe mencionar otra faceta de su trabajo, que podría aparentar ser insignificante, con la que una vez más sentó un precedente digno de imitar. En su discurso de aceptación del Premio a la promoción de la cultura croata en el extranjero, Franolić dijo: “Repito que los libros deben comprarse y entregarse a bibliotecas extranjeras, algo que yo personalmente hago constantemente porque forma parte de mi trabajo”. Además de la enorme cantidad de libros propios que se encuentran en los estantes de cientos y cientos de bibliotecas de todo el mundo, también lo recordaremos por esta forma de trabajo discreto, abnegado y perseverante en beneficio de la profesión y la patria.
Texto: Vesna Kukavica