Zlatarovo zlato de Šenoa, traducido al español

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La novela „El tesoro del orfebre“ en idioma español fue traducida por Adriana Smajić y Joza Vrljičak, y debido a la pandemia los traductores presentaron la obra en forma virtual.

 

Una de las novelas más leídas del famoso escritor croata del siglo XIX, August Šenoa, „Zlatarovo zlato“, fue publicada recientemente en Buenos Aires, traducida al español bajo el título „El tesoro del orfebre“. La traducción estuvo a cargo de Adriana Ivana Smajić y Joza Vrljičak.

En 1871 la obra apareció en capítulos en la revista Vijenac, y en 1872 se publicó por primera vez como libro en Zagreb, con el subtítulo „Roman iz prošlosti zagrebačke“ („Novela del pasado de Zagreb“).

En la evolución de la novela croata, August Šenoa (1838-1881) cumple con un rol clave, por lo que el significado de esta traducción es extremadamente importante en el mundo hispano.

Para los teóricos de la Literatura, Šenoa es el creador de la novela moderna croata y fue quien, con sus novelas históricas, la canonizó como género, especialmente con su primera novela „Zlatarovo zlato“.

La trama de la novela se divide en veintiséis capítulos, y ocurre en Zagreb y sus alrededores entre 1574 y 1592, „durante el reinado de Maks y el condado del obispo Đuro Drašković“.

La trama de la novela fluye en dos fábulas pararelas: una histórica y otra romántica. La primera muestra los enfrentamientos de los zagrebienses con Stjepko Gregorijanec por las posesiones, los privilegios y las intrigas políticas de la sociedad feudal de la época; la segunda, un amor infeliz amenazado por una diferencia de clase entre el noble Pavle Gregorijanec y la joven burguesa Dora Krupićeva.

En „Zatarovo zlato“ la ciudad de Zagreb ocupa un lugar central. Šenoa le da forma literaria con un inmenso amor. Este amor de Šenoa hacia Zagreb, pero también su crítica hacia los zagrebienses, es casi un lugar inevitable en la historia de la literatura croata. Los críticos literarios estiman que Šenoa gobernaba la escena literaria croata de su tiempo, por eso dicha época se dio en llamar „la era de Šenoa“.

Fue el escocés Walter Scott (1771-1832), poeta y escritor de novelas, el modelo de las novelas históricas en la literatura europea. Šenoa adaptó su modelo de novela histórica a las posibilidades específicas croatas y a la auténtica tradición croata. El símbolo central de dicho modelo novelesco – según lo destaca la crítica literaria -, es una reconstrucción fiel de los hechos históricos como resultado de investigaciones de fuentes historiográficas y de material auténtico de archivo de la historia de la nación croata. Según numerosos especialistas, para Šenoa la historia ya no tiene una función de fondo y escenario: es protagonista de la estructura de la novela y factor escencial de la narración.

Por eso, „Zlatarovo zlato“, como obra de gran valor estético, es parte de la literatura eduativa para los lectores jóvenes, no solo en Croacia sino también para los descendientes de los croatas de la emigración, quienes viven en sociedades multiculturales en continentes alejados. Así lo destacan los croatas de la Argentina, los traductores Adriana Ivana Smajić y Joza Vrljičak. En Argentina viven hoy más de 400000 descendientes de croatas de cuarta y quinta generación, y por ello la novela „Zlatarovo zlato“ tendrá gran cantidad de lectores entre la gente de nuestras raíces y entre los argentinos interesados en la literatura europea de excelencia. Lamentablemente, la mayoría de los descendientes de croatas ya no habla el idioma croata, pero muchos se esfuerzan en aprenderlo, destacan los traductores. „Los argentinos de raíces croatas desean aprender el idioma croata, conocer lo mejor posible su historia y su cultura. Leer obras de la literatura croata en idioma croata es muy complicado para aquellos que recién empiezan a aprender el idioma, y pocas son las obras que están traducidas al español. Por eso, esta publicación de la traducción de la novela de Šenoa es muy valiosa. Además, es un importantísimo aporte a los descendientes de croatas de otros países de habla hispana en América Latina, como Chile, Uruguay, Perú… que, según sabemos, también desean conocer más sobre la cultura del país de sus ancestros.

La traductora Adriana Ivana Smajić es hija de croatas, nacida en Argentina y una abogada con muchos años de experiencia en la traducción. El escritor y políglota Joza Vrljičak es, desde hace décadas, el editor en jefe de la revista Studia Croatica, que se publica en Buenos Aires desde hace ya sesenta años. Esta pareja de traductores no ha elegido la obra „Zlatarovo zlato“ por casualidad, y es que quisieron acercar a los jóvenes lectores la hermosura mágica de una ciudad capital histórica europea como lo es Zagreb, en la que se enamoraron apasionadamente Dora y Pavle, en el lejano siglo XVI.

Además de las numerosas publicaciones en idioma croata, „Zlatarovo zlato“ de August Šenoa fue traducido, entre otros, al idioma alemán, al checo, al polaco, al francés, al ruso, al eslovaco y al inglés (2015), y recientemente ha aparecido su primera edición en español, gracias al apoyo financiero entregado por la Oficina central gubernamental para los croatas fuera de Croacia a fines de 2018, con el que los traductores Adriana Smajić y Joza Vrljičak financiaron en parte este impresionante proyecto. Después de un año y medio de trabajo intensivo, el proyecto llegó a su fin y la obra se publicó en idioma español.

Debido a la pandemia provocada por el Covid-19, los traductores organizaron una promoción virtual que puede verse en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=6foKYOzFYlE.

„Participó de la promoción la joven estudiante de periodismo Ivana Martín Smajic, nieta de croatas; el diseño de la tapa estuvo a cargo de María Victoria Leites, diseñadora y fotógrafa, bisnieta de croatas, y la traducción fue corregida por María Victoria Vrljičak, conocida custodia del arte y escritora argentina. El libro fue publicado a comienzos del verano, y ya fue vendido a numerosos lectores de raíces croatas en toda Argentina, que se entusiasmaron leyendo la novela histórica de Šenoa. La mayoría expresa su satisfacción por poder leer por primera vez una obra de la literatura croata“, concluyó Adriana Ivana Smajić.

 

Texto: Vesna Kukavica

 

 

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