El público, mayormente oriundos de Korčula y Blato, y sus invitados, fueron saludados por el director de la Fundación para la Emigración Croata, el prof. Mijo Marić. Estuvo presente en este evento Branko Bačić, quien fue director del municipio de Blato durante muchos años y ahora es diputado.
La FEC, la asociación cultural Blatski fižuli http://www.blatski-fizuli.hr/ y la Asociación Turística del municipio de Blato https://tzo-blato.hr/ en Zagreb, el pasado 3 de marzo presentaron el programa „Los sabores de la tradición de Blato“. En el marco de este evento se presentó el libro „Blajska trpeza“ de Rado Kaštropil-Culić, con la colaboración de la FEC en interesantes proyectos. El libro de recetas de Blato había sido publicado en 1995, y recientemente, gracias al australiano oriundo de Blato, fue editado por cuarta vez. Esta obra, escrita en el dialecto del lugar, cuenta con antiguas recetas, incluye el humor conocido de Blato y algunas poesías, con el fin de proteger las costumbres y la forma de vida de los viejos isleños.
El público, mayormente oriundos de Korčula y Blato, y sus invitados, fueron saludados por el director de la Fundación para la Emigración Croata, el prof. Mijo Marić. Estuvo presente en este evento Branko Bačić, quien fue director del municipio de Blato durante muchos años y ahora es diputado. El número musical estuvo a cargo de jóvenes músicos de la Escuela de Música Vatroslav Lisinski, de Zagreb, quienes interpretaron temas en trompa. Finalmente, todos disfrutaron de las delicias dulces y saladas descritas en el libro.
Además del autor del libro, participaron de la presentación la representante de Blatske fižule, Ivana Sardelić, quien leyó los fragmentos humorísticos del libro y presentó las características de Blato, y Maja Šeparović, de la Asociación Turística de Blato, quien fundamentó la relación entre la gastronomía y la emigración, y habló sobre la ya tradicional manifestación de los „Días de la Lumblija de Blato“, que se lleva a cabo desde hace nueve años. Este postre, que es parte de la tradición de la isla de Korčula desde hace dos siglos, se hace solo en Blato y Vela Luka. Es la historia del amor entre una joven de Korčula y un soldado francés, panadero de oficio. Durante la ocupación de Napoleón en Dalmacia, uno de los soldados, probablemente de Córcega ya que este tipo de postre se hace también allí, se enamoró de una joven de Blato o de Vela Luka. Él debió irse, pero antes le regaló a su amada un postre con el mensaje «N’oublie pas»/ «No me olvides». Intentando pronunciar las palabras en francés, dijo „lumblija“. El posre se hace de masa levada con almendras, jugo y cáscara de limón y naranja, pasas de uva, aceite de oliva y jarabe de mosto hervido. Se prepara siempre para la fiesta de Todos los Santos.
La FEC participa de los programas de ambas instituciones desde hace cinco años, especialmente las filiales de Split y Dubrovnik.
La gastronomía, y en especial los postres autóctonos, desde siempre fue parte de la herencia histórica que une a Dalmacia con las islas del Adriático y la emigración. En tiempos de emigración intensiva y gran pobreza podían llevarse al nuevo mundo solo el perfume y el sabor de la comida casera y los recuerdos. Los que partían, tenían la esperanza de una vida mejor y siempre guardaron en el recuerdo el lugar del que habían llegado. También hoy en día está presente el simbolismo de la lumblija de Blato como un postre del recuerdo. Las primeras generaciones que partieron de Blato intentaron mantener esa costumbre en sus nuevas comunidades. El hecho es que la receta se haya mantenido durante un siglo en las comunidades de la emigración nos obliga a protegerla también en la patria.
En Blato existe a cielo abierto un signo en el que están los nombres de varias ciudades a las que emigró la gente de este lugar. Y hay un signo de Blato en Sudamérica y en Australia. Los oriundos de Blato vuelven frecuentemente a su isla, por lo menos una vez al año. El autor del libro presentado espera que en un futuro próximo sea traducido al inglés. Todo lo que está escrito en él debe ser heredado por los descendientes de los isleños emigrantes que no hablan ni entienden el idioma de sus antepasados.
Texto: Diana Šimurina-Šoufek; Fotos: Snježana Radoš