El investigador Zvonimir Navala, quien durante un cuarto de siglo trabajó en Johannesburgo, recientemente publicó el libro „Croats in the Anglo-Boer War, South Africa 1899-1902“. El autor planea la edición del libro en croata durante la primera mitad de 2021, y desea que la promoción de la obra sea auspiciada por la FEC.
El investigador Zvonimir Navala, que trabajó durante un cuarto de siglo en Johannesburgo, recientemente ha publicado un extenso libro titulado „Croats in the Anglo-Boer War, South Africa 1899-1902“. En diálogo con el investigador, quien con su eposa y su hijo vive en California, hemos descubierto una serie de curiosidades relacionadas con la comunidad croata en aquella parte del mundo, incluyendo el destino de nuestra gente.
La República de Sudáfrica, ubicada al sur del continente africano, fue destino de la migración croata durante casi un siglo y medio, dice Navala. Actualmente, allí viven cerca de siete mil croatas y ciudadanos de raíces croatas que, por su número, es una de las colonias croatas más pequeñas si la comparamos con otros destinos de emigración croata en el mundo. ¿Cuál es la razón? La así llamada primera ola de emigración de Croacia comenzó en 1880, cuando decenas de miles de croatas emigraron a América del norte, América del Sur y Australia. La Guerra Bóer (1899-1902) https://www.enciklopedija.hr/natuknica.aspx?ID=10303 detuvo la emigración a Sudáfrica y produjo grandes daños materiales a la colonia croata, de los que no se pudo recuperar. Durante y después de la Guerra, parte de los croatas dejó el sur de África y emigró principalmente a los Estados Unidos. La Primera Guerra Mundial trajo nuevos problemas. Los croatas eran ciudadanos de la monarquía austro-húngara, que durante la guerra estuvo del lado del Imperio Alemán confrontado con los países de Antanta (Gran Bretaña, Francia, Rusia y otros). Ese fue el motivo de que la República Sudafricana, como dominio británico, decretó a los ciudadanos austrohúngaros „enemy subject“, es decir, parte del lado contrario, y por ello cientos de croatas fueron apresados en campos de prisioneros de guerra. Una emigración más significante en Sudáfrica se desarrolla después de la Primera Guerra, y más numerosa aún, después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la actividad de la comunidad croata fue más grande, resultando en la fundación de una serie de instituciones, clubes y publicaciones. Actualmente no hay emigración de Croacia a Sudáfrica. Las leyes y regulaciones de Sudáfrica prácticamente la imposibilitan. Las únicas dos instituciones que trabajan para cubrir las necesidades de la comunidad croata son la Parroquia de San Jerónimo en Johannesburgo y la Embajada de la República de Croacia. A pesar de que la mayoría de los croatas se ha asimilado, una relación emotiva y el interés por el patrimonio y el origen croata es grande.
Navala comenzó a dedicarse a la investigación en 2016, y el libro de 400 páginas salió de impresión en octubre de este año. La investigación se hizo en Sudáfrica y en Croacia, y el autor tuvo acceso a los documentos necesarios en Viena y en Londres. Aunque el tema central fue la Guerra Bóer y la participación croata en la misma, la primera parte del libro está dedicada a la colonización del sur africano que comienza en 1652, y a la historia de la emigración croata hacia Sudáfrica hasta comienzos de la guerra, en 1899. En dicho período se descubrieron los yacimientos de diamante y oro, que influyeron en el curso de los eventos históricos en Sudáfrica. Después del comienzo de la colonización del sur de África por parte de los europeos, se formó la Dutch Cape Colony. En 1806, el Imperio Británico tomó por la fuerza el territorio holandés y la British Cape Colony data de ese año. Un cada vez mayor número de emigrantes se enfrenta con la administración británica y en 1935 comienza la gran emigración – „Great Trek“ – de emigrantes al interior del continente. Más tarde, los granjeros boer blancos (Boer-farmer) https://www.enciklopedija.hr/natuknica.aspx?ID=10251 formaron dos repúblicas independientes: Transvaal en 1852 y Free State en 1854. Sin embargo, dos descubrimientos cambian el escenario al sur del continente africano. En 1867 se descubrieron yacimientos de diamantes en la frontera con Free State, lo que aumentó considerablemente la producción mundial. El descubrimiento del oro en 1886 en territorio del actual Johannesburgo hizo que Transvaal se convirtiese en el productor líder de oro en el mundo, superando al entonces líder: los Estados Unidos. A pesar de la presencia de otras ideas, el oro fue la causa más importante de la guerra entre el Imperio Británico y las Repúblicas Bóer. En la Guerra Bóer, desde 1899 hasta 1902, el Imperio reclutó a 450000 soldados que lucharon contra 50000 bóers, los actuales afrikaans. Fue la guerra imperial británica más grande hasta los comienzos de la Primera Guerra Mundial.
En ese marco histórico el autor „ubicó“ a nuestros croatas. Los primeros emigrantes croatas eran marineros del Dutch East India Company que se instalaron en Cape Colony, y algunos desertores de barcos que anclaban en alguno de los puertos sudafricanos. La emigración más intensiva de Croacia se correlaciona con el descubrimiento de diamantes y oro, así que Navala escribió en la primera parte del libro sobre los croatas en los campos de diamante y oro. Sobre el trabajo de los croatas en los campos de diamentes de Kimberley se sabe poco y nada. Durante la investigación, el autor descubrió en un cementerio abandonado en Kimberley las tumbas de Josip Sabljić, de los alrededores de Bakar, y a Tripo Vučinović, de Boka. Buscando en los archivos, descubrió lo que había pasado. En 1884 hubo una gran huelga de mineros en los campos de diamante. La policía disparó sobre los huelguistas, y ambos murieron en los enfrentamientos. Según lo descubierto por el autor, Josip Sablić fue la primera víctima croata de una huelga en la historia de la emigración croata.
En los campos de oro de Johannesburgo, los croatas eran mayormente mineros, pero también había constructores y granjeros. Los croatas tenían el monopolio de la producción de verdura en Transvaal y en Pretoria, dato desconocido en la historiografía croata. Los oriundos de Krk, Brač y Korčula eran conocidos productores de hortalizas: Milovčić, Kraljić, Sinovčić, Foretić-Kolenda y otros. El dr. Erwin A. Schmidl de la Universidad de Viena también escribe sobre ello en su disertación doctoral „Osterreiher im Burenkrieg 1899-1902“ en el capítulo 2.2.3 „Das dalmatinische Gemusemonopol“.
La guerra siempre es una historia aparte. La mayor parte del libro se dedica a la guerra y la participación de los croatas en la misma.
Capítulo 7 – Unos cuarenta croatas lucharon del lado bóer en el así llamado Comando Bóer y en las unidades voluntarias. Eran emigrantes de toda la costa adriática, desde Istria hasta Primorje, Rijeka, Dalmacia y hasta Boka Kotorska. Algunos de Cape Colony pertenecían a las fuerzas británicas.
Capítulo 8 – Historia interesante y dramática sobre las primeras experiencias de los croatas en la guerra.
Capítulo 9 – Un dato olvidado es que en 1900 y 1901 se transladaron 55000 caballos desde Rijeka para las necesidades del Ejército Imperial en Sudáfrica. Por cada veinte caballos en los barcos, había un acompañante, reclutado en general en Rijeka. Algunos, como Ivo Marulić, de Baška, pasaron al lado bóer para luchar junto a ellos.
Capítulo 12 – La búsqueda de tumbas de los croatas caídos es una historia especial y emocionante.
Capítulo 13 – Unos ochenta croatas fueron echados por haber sido acusados de participar de la conspiración de mayo de 1900 con la intención de liquidar a lord Roberts, comandante del Ejército Británico.
Capítulo 17 – Doce croatas fueron capturados durante la guerra y apresados en los campos de prisioneros de fuerra en India, Ceilán, hoy Sri Lanka, en Santa Helena y en Portugal.
Además de imágenes que se publican por primera vez, en el libro se encuentra la foto de la tumba de Stjepan Dobrić, de Novi Vinodolski, quien falleció en Santa Helena y allí fue enterrado. Un dato interesante es que Jan Jerolim Brajević y el ya mencionado Ivo Marulić escaparon del campo de Portugal. En el epílogo, el autor presenta una breve revisión de eventos en Sudáfrica entre la Guerra Bóer y la Primera Guerra Mundial y la comunidad croata en los mismos.
Los croatas participaron en todas las grandes batallas de la Guerra Bóer. Franjo Barac, del pueblo de Barci, cerca de Crikvenica, participó del sitio de Mahikeng y del mayor triunfo de los bóers en la guerra: la batalla de Magersfontein. Dos meses más tarde, en la batalla de Paardeberg, en febrero de 1900 fue herido, apresado y llevado al campo de prisioneros en India. Barac fue el único croata condecorado en 1920 por la Unión Sudafricana. Stjepan Dobrić e Ivan Stepanić, de los alrededores de Rijeka, fueron miembros de las unidades alemanas de voluntarios que lucharon del rlado bóer. En marzo, su unidad en el frente sur del Free State se retiró hacia Johannesburgo. Por razones desconocidas, ocho miembros de la unidad quedaron detrás del cuerpo principal, y entre ellos Dobrić y Stepanić. En marzo de 1900, llegan hasta la estación de tren Sprigfontein en la que debían unirse al cuerpo principal, sin embargo, la estación estaba vacía. Sin suministros y agotados por el cansancio, ataron los caballos al vagón y se quedaron dormidos. A la mañana siguiente, los sorprendió la Unidad Scout Británica y los apresó. Ambos fueron llevados al campo de prisioneros de guerra en Santa Helena. Dobrić murió y fue enterrado en la isla, y Stepanić dejó Santa Helena en el último barco que transportaba a los británicos a Inglaterra. Allí se embarcó a EE.UU.
En la batalla de Spioenkop, que ocurrió en la noche del 23 al 24 de enero de 1900, el ejército británico con 20000 soldados y 36 cañones se enfrentó a 8000 bóers y 4 cañones. En esta batalla participaron croatas de otra fuerza voluntaria alemana, pero durante las investigaciones realizadas el autor no logró encontrar sus apellidos excepto el de Ivan Busanic, del Comando de Pretoria, y Jakovic C. H. que podría ser montenegrino de Boka. Este murió en batalla y su nombre se encuentra tallado en el monumento a los bóers caídos en Spioenkop. Sin embargo, en esa batalla también participó Ulderik Franić, de Vrgorac, como miembro del Comando Carolina. Franić fue un personaje excepcional, era culto y un buen soldado. Hizo el servicio militar en el ejército austrohúngaro lo que, junto con sus cualidades personales, fue motivo para que pudiera ser miembro de la primera unidad scout bóer Edwards’ scouts. Un detalle histórico curioso: en la batalla de Spioenkop participaron, cada uno en su rol, sir Winston Churchill y Mahatma Gandhi.
El 24 de julio de 1900 el Comando Carolina se enfrentó con las fuerzas británicas en la granja Strydkraal, en Transvaal oriental. Allí fue herido en la cabeza Ulderik Franić, que fue rescatado por un amigo a caballo. Franić fue trasladado a la granja Palmietspruit donde se ubicaba el hospital. Sin embargo, este falleció y fue enterrado en la granja. Hoy su tumba cuenta con una humilde placa de mármol apoyada sobre una columna de cemento y el texto grabado dice: „Aquí descansa un ciudadano desconocido de Comando Carolina“. El dr. Tian Schutte, de Nelspruit, elaboró un documento que puede encontrarse en GSSA-Genealogical Society of South Africa (5MG) que dice que Franić fue enterrado en la granja de Palmietspruit, en las cercanías de Amerfsfoort, en Transvaal oriental. EL autor dialogó con Franjo Mađarević, uno de los croatas líderes en la diáspora sudafricana, quien aceptó la iniciativa y mencionó que el nuevo embajador Cicvarić y el fraile Sikirić la apoyarían. Recientemente, la delegación rusa compuesta por el embajador y seis oficiales descubrió un monumento a los voluntarios rusos en la Guerra Béor en Utrecht, en la provincia Natal. Esta sería una iniciativa que merece atención y apoyo, dice el autor.
La publicación croata del libro de Navala se planea para la primera mitad de 2021 y es deseo del autor que la promoción sea auspiciada por la FEC. Cada año, Navala y su familia pasan un tiempo en Poreč, y sostiene que Istria es la California croata. Este verano, su esposa y él enseñaron croata a sus nietos a través de Face Time.
Texto: Vesna Kukavica
Foto de archivo de Z. Navala