Smiljana Šunde, periodista y editora del Programa de Documentación y Educación de la Radio Croata, publicó su quinto libro „Batili su ocean“, obra en la que trabajó durante cuatro décadas.
Smiljana Šunde, periodista y editora del Programa de Documentación y Educación de la Radio Croata, publicó su quinto libro, cuyo tema es la emigración de los habitante de Podgora, mayormente a Nueva Zelanda, obra en la que trabajó durante cuatro décadas. (El libro „Batili su ocean“ fue promovido el pasado 1 de septiembre, en la sala de cine de Podgora, junto al Trío Uzorite, nota del editor).
El libro incluye horas de investigación de material de archivo, especialmente registros, diálogos con los habitantes del lugar y testigos de la época de la mayor emigración, también incluye correspondencia y textos, y el resultado es una obra de más de 800 páginas.
A Smiljana Šunde le intrigaron las emigraciones casi masivas de su Podgora natal, y durante la época que investigó, que abarca desde fines del siglo XIX y llega hasta los años 60 del siglo XX, se habían registrado las partidas de 1300 personas. Se sabe que, según el último censo de población, Podgora tenía 1300 habitantes, lo que significa una caída de prácticamente un 20% en solo una década, por lo que está claro que este hermoso lugar pesquero, que a lo largo de la historia dio numerosos personajes conocidos y valorados, es acompañado por una seria disminución de la población.
En Croacia, este caso no se trata de una excepción, porque estas tendencias ya son evidentes en todo el país, especialmente en los lugares pequeños. Sin embargo, es un hecho que hoy, en el mundo, y no solo en los países transoceánicos, especialmente en Nueva Zelanda, hay más de quince mil oriundos de Podgora. Si a ellos les agregamos la cantidad desconocida de emigrantes en el período posterior a los años 60, especialmente marcada en estos últimos años, llegamos a enormes cifras y proporciones, como la misma Šunde lo dice.
– Podgora es uno de los lugares con más emigración en Croacia, de alguna manera casi a la par de la isla de Susak, cuyos lugareños partían mayormente hacia Nueva York; de Blato en Korčula, desde donde se partía a Sydney, California y San Diego. Los habitantes de Pogdora mayormente están en Oackland – dice Šunde.
De las 1300 personas que partieron, solo regresaron unos 250. Quedaron las consecuencias: el mejoramiento de las condiciones materiales, la división de las familias, el desequilibrio de la población (partían mayormente los hombres). El desplazamiento fue tal que algunas familias desaparecieron por completo. Como en su mayoría no tenían educación formal, los esperaban trabajos con grandes exigencias físicas, desde la extracción del ámbar hasta secar pantanos; en EE.UU. y Australia, el trabajo en las minas; en Canadá, la tala de bosques…
– Según la literatura, el principal motivo de la emigración fue la peronospora, una enfermedad de la vid. Sin embargo, la verdad es que no fue la única razón y, desde mi punto de vista, no era el motivo principal. Según los datos que encontré, no en la literatura que hace referencia a la emigración, sino en otra literatura que lleva a esa conclusión, se trata de la cláusula del vino.
El abuelo de Smiljana Šunde tuvo que decir adiós a cuatro hijos, dos nueras, una hija y tres nietos que debieron partir, y nunca más los vio ni oyó, ya que en aquellos tiempos no existían las redes telefónicas. Los oriundos de Podgora – dice Šunde, quien estuvo en Oackland en 1976 – se reunían y mantenían sus costumbres.
Volviendo a la Podgora acutal, en la que pocos niños se inscriben en el primer grado, ésta quedó marcada por la emigración del siglo pasado, y por la emigración actual, que junto con Gradac, se observa justamente en este lugar. Los ejemplos que expresa el libro demuestran que la emigración, con frecuencia, no trajo los frutos que los emigrantes esperaban.
Es interesante la historia de la época del gobierno socialista en que éste envió los barcos „Partizanka“ y „Radnik“ en busca del retorno de los emigrantes, probablemente pensando que, con ellos, también vendrín los dólares que llenarían el presupuesto nacional. Sin embargo, se decidieron por volver aquellos que no habían podido ganar dinero ni ahorrarlo. De esa manera, un retornado trajo una pequeña máquina de afeitar, otro trajo ropa de cama y una pequeña sierra, y la mayoría no trajo nada.
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Texto: Ivona Ćirak/Makarska kronika; Fotos: Ivo Ravlić/HANZA MEDIA